Y justamente cuando sé que algo está
prohibido es cuando más me apetece. Igual que a Adán y Eva les apetecía esa manzana. Como cuando pone "no tocar", y
yo lo toco. Y me siento
poderosa. Cuando no se puede pasar
yo paso, si el semáforo está en rojo
yo cruzo. No sorbas la sopa,
la sorbo. No te muerdas las uñas,
me las muerdo. ¿No contestar a los profesores?
Les contesto. Niña, no hagas eso,
lo hago. Y es que no hay más misterio en lo de ser feliz; pudiendo estar
perfectamente, ¿qué tonto querría estar
mal? Ah, si, los
enamorados. Los que se encierran en su cuarto a soñar a solas, con la típica balada triste, de esas que te rayan la cabeza tantísimo. ¡Eh!, ¿as escuchado el nuevo tema del
Ubago? ¿No? Ah bueno, es como el primero, y como el segundo, y como el tercero... Los
enamorados son una especie de secta que tiene por norma no sonreír. Los enamorados, -perdóneme el aludido- son
tontos. Como ya he dicho, yo no me caracterizo precisamente por lo de ser obediente. No te enamores nunca, pequeña.
¿Podéis adivinar qué hice?
Perdón, perdón, perdón, perdón. Tengo esto abandonadísimo, odio los exámenes de verdad. En cuanto termine le lavo la cara al blog y lo renuevo totalmente, gracias por seguir ahí, bloggers.